En los últimos años, y coincidiendo con la crisis económica, se habla constantemente de competitividad, de mejorar la competitividad de las empresas, de los territorios y de la administración de los mismos, también de las personas en su desarrollo profesional.
Desde Europa se diseñó el Programa marco para la innovación y la competitividad (2007-2013), para fomentar el crecimiento y el empleo, apoyando medidas a favor de la competitividad y de la capacidad innovadora; entre sus prioridades se recoge la  promoción de la creación y el fortalecimiento de clústers como herramienta para promoción de la competitividad de las pequeñas y medianas empresas y de la innovación, y en España ya tenemos algunos clústers de todo tipo de sectores económicos funcionando.
Desde Advanced Leisure Services, hemos contribuido a la constitución de algunos de ellos, el más reciente, el clúster de la salud de la provincia de Alicante, una agrupación en forma de red estable de colaboración de las empresas de servicios sanitarios y socio sanitarios, instituciones y organizaciones vinculadas con el sector de la salud de la provincia de Alicante, que se unen para realizar proyectos conjuntos que aumenten su productividad a través de la innovación de todo tipo, especialmente comercial, para captar turismo médico.
Después de analizar y participar en varias iniciativas similares siempre tengo dos reflexiones que quiero compartir:
  • Puede que, como otras muchas políticas que se han desarrollado en España en diferentes sectores económicos,  el fomento de la competitividad se deba a que existen políticas y fondos europeos para su promoción; la verdad  es que creo que muchas veces se han perdido oportunidades para ser más competitivos  por el hecho de aprovechar los fondos europeos, o dicho de otra manera se aplican políticas en la medida que estén subvencionadas o auspiciadas por Europa y eso en algunos sectores, especialmente los vinculados con el medio rural, ha producido que cada vez sean menos competitivos
  • Por otro lado, creo que no es necesaria una crisis, ni tampoco la existencia de políticas con financiación, para que todos, en nuestro ámbito de actuación y función de nuestra responsabilidad, fomentemos la colaboración para mejorar la competitividad, al final es la clave de los clústers o la agrupaciones empresariales innovadoras, colaborar para ser más competitivos, algo que a priori parece fácil pero que  incluso si lo aplicamos a nuestras empresas o instituciones sigue siendo uno de los retos por conseguir.

Aplicado al sector turístico, si de verdad se fomentase la colaboración público>público, público>privada, y privada>privada, tendríamos un sector turístico mucho más competitivo. La competitividad de un destino se basa en su capacidad de vender valor añadido, mediante la utilización de todos los recursos propios y la creación de productos diferentes y diferenciales (ofrecer más (cantidad) y mejores (calidad) servicios y prestaciones que el resto de los competidores )  y/o ofreciendo servicios y características únicas (entorno natural, entorno construido, historia, tradiciones, etc.). Un buen reto para conseguir en los próximos años fomentando la colaboración
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